Actividad 2. Las inundaciones de Bilbao
Causas
Durante la última semana de Agosto de 1983, los ciudadanos de Bilbao apuraba las últimas gotas de su Aste Nagusia bajo unas intensas lluvias, las cuales se intensificaron el 26 de Agosto de una manera tan brusca y de una magnitud semejante que la ría se desbordó. Muchos expertos y climatólogos achacaron las causas del desbordamiento a la denominada gota fría. Dicho fenómeno es causado durante los últimos días de verano o durante los primeros meses de otoño en la costa mediterránea debido a la alta temperatura de las aguas con respecto a la temperatura ambiente; esto causa una inestabilidad que se traduce en forma de lluvias muy intensas, granizo vientos huracanados. Este fenómeno fue el causante de las lluvias torrenciales que provocaron el desbordamiento de la ría de Bilbao
Consecuencias
La primera consecuencia negativa que se pudo apreciar una vez el nivel de la ría hubo vuelto a su nivel normal fue que infinidad de comercios habían perdido todo. En el mercado de la Ribera cámaras frigoríficas y alimentos quedaron desechables lo cual se tradujo en consiguientes pérdidas económicas. Muchos edificios acabaron por derrumbarse debido a la debilidad de su infraestructura o simplemente fueron derruidos porque era totalmente inviable recuperarlos. Un gran número de estudiantes y trabajadores tuvieron que incorporarse con retraso debido a las obras de restauración y recuperación. Las inundaciones también causaron graves daños en edificios emblemáticos de la capital vizcaína como en el Teatro Arriaga, el cual aprovechando que ya estaba muy débil y con sus deterioros acentuados por la riada, se realizó una completa renovación del teatro, se renovaron en él tanto aspectos técnicos como estéticos
Fue también una consecuencia directa de las inundaciones el riesgo de epidemia que se expandió por toda la ciudad, por esa razón se dispensaron con la mayor diligencia posible los puestos médicos más avanzados por toda la ciudad para vacunar a todos los habitantes de ésta y evitar así cualquier catástrofe derivada de las epidemias.
Otro hecho que afectó negativamente a la población fue que muchos bilbaínos no tenían agua potable y había escasez de alimentos, lo cual aprovecharon algunos para cotizar el precio del pan hasta las cien pesetas, una cifra desorbitada por entonces. A causa de las inundaciones se cortó la electricidad y se cortaron varias vías de acceso a la capital, lo cual dificultó considerablemente la llegada de ayuda a la ciudad vizcaína, el corte de electricidad fue muy desesperante para mayor parte de los bilbaínos ya que la información que tenían les llegaba con cuentagotas y no era demasiado fiable, su única fuente de información de la catástrofe eran los transistores de radio.
En consecuencia de todo esto, las pérdidas económicas y gastos necesitados para recuperar la ciudad a la normalidad fueron enormes y desproporcionados, llegando hasta cifras astronómicas. Miles de aseguradoras tuvieron que sufragar las recuperaciones y llevó a las aseguradoras algo más de diez años abonar todo el dinero requerido por las pérdidas. Aquel año se estableció además un impuesto especial para el País Vasco desde las instituciones y se proporcionaron créditos de bajo interés con mayor facilidad para ayudar a aquellas familias con más dificultades económicas.
Las inundaciones dejaron una cifra de 34 muertos y cinco desaparecidos, y unas pérdidas de 200000 millones de pesetas en el País Vasco, 60000 millones de pesetas sólo en la capital; las cuales si ahora mismo son una cifra desorbitada, se puede apreciar cuán grande fue la magnitud de la catástrofe. Cayeron de media 600 l/m2, un centenar de municipios declarados zona de catástrofe incluyendo Burgos y una altura de hasta 5 metros en algunos puntos de la capital vizcaína.
Experiencias personales
“La placidez de mi hermano de 4 años durmiendo en su camita sin enterarse de nada.
Mi terror de 11 años al ver como se desmoronaba la casa de enfrente de la ría como si de una pajarita de papel se tratase, Fue como si un gigante la aplastará para dejar un charquito donde antes había un bloque de viviendas.
La perseverancia de mi aitite y de mi aita de quedarse en su casa de siempre como si su propio espíritu y fortaleza harían que no se derrumbaría la casa.
El subir y bajar de las escaleras al ver hasta dónde llegaba el agua y el repiquetear de un camión sobre el puente San Antón como si de una campana se tratase al llegar la hora de un funeral......., agua, lodo, truenos y destrucción..., pero al día siguiente como si de un cuento se tratase la gente ayudaba con su pala, sus ganas y corazón a ayudar a todos los vecinos de la villa. Es alucinante el poder del ser humano para destruir y a la vez ayudar”
Testimonio de un joven de ahora 36 años
“Por aquellas fechas era el Jefe de Prensa de una incipiente Protección Civil, dependiente del gobierno central.
Con más voluntad que medios afrontamos la crisis. Con base establecida en el Gobierno Civil de Bizkaia y centros de coordinación en el Colegio de los RR.PP.Jesuitas de Indautxu y campo de fútbol de Garellano, distribuíamos las ayudas por prioridades y gravedad de localidades afectadas. Mi sincero recuerdo y homenaje al voluntariado. radioaficionados de BC y especialmente a Jesús Pérez, director de P.Civil (q.e.p.d)
Fueron momentos de vivencias trágicas y escenas dantescas que todavía hoy perduran en mi retina. Con un Gobernador Civil impresentable (Julián San Cristobal Iguarán) soberbio y dictador que pretendía ser el foco de atención y catalizador de todas las actividades, ninguneando e ignorando al propio Lehendakari, Carlos Garacoichea, y al entonces alcalde de la Villa, José Luis Robles. Se sentía capitán de tropa con órdenes ilógicas y sin experiencia alguna, a las Fuerzas de Seguridad del Estado, Guardia Civil, Policía Nacional, Policía Local y la joven policía autonómica.
Los medios de comunicación, destacando este diario, las radios locales etc. fueron el nexo de unión de todos y para todos.
Vi morir gente, muchas lágrimas por la desolación... aquello parecía el fin del mundo. Recuerdo una frase de J.M.Múgica: "Del barro hasta el cielo" creo recordar, era el símbolo de la dedicación y entrega humanitaria de un voluntariado sin distintivos, que lucharon por recuperar la normalidad en un Casco Viejo diezmado y arrasado.
Puedo contar vivencias en primera persona, muchas de ellas denunciables y bochornosas, otras que reflejan hechos heroicos, desde el barriobajerismo de muchos comercios que estraperlizaron los más esencial: pan, agua y velas y otras bien diferentes, como la ayuda ofrecida por la vecina Cantabria etc.
Los surcos que produjeron las lágrimas ya se han secado, pero ahí están. Una herida abierta en el corazón de todos los Vascos que supieron cicatrizarla con gallardia y orgullo que tienen los hijos de esta tierra.
Desde el recuerdo un abrazo a todos los que nos tocó vivir el horror del agua sin control.”
Testimonio de José Luis Gancedo
“Yo quisiera recordar lo que ahora es una anécdota y podía haber sido otra desgracia más.
En el Casco Viejo, el dueño de una tienda (no recuerdo si era de sombreros o que), cuando vio que la ría crecía y empezaba a desbordarse, así como el agua a subir... cuando le avisaron para abandonar su negocio, este hombre, en vez de marcharse como otros pensó que no sería para tanto.
La cuestión es, que cogió todo el género que tenía y lo subió al piso de arriba que tenía su tienda y ahí esperó a que las aguas bajaran. La suerte fue, que el agua no subió tanto como donde él estaba. Si no, pues se hubiera ahogado y posiblemente nadie hubiera encontrado su cadáver hasta muchos días después.
Es la otra cara de la desgracia, donde alguien quiere salvar a toda costa todo el esfuerzo de una vida invertido en un negocio, que en pocas horas se pierde todo.
Es la mayor desgracia que ha tenido Bilbao. Y es tal, que 25 años después la tenemos muy viva en nosotros. ¿Quién no recuerda aquel 26 de agosto de 1983 cada vez que cae una gran tormenta sobre Bilbao?”
Testimonio de Xabier
“Fui la última en pasar el puente de El Arenal, a pesar de que la DYA me gritaba que no pasase. Solo mirar lo que tenía detrás en el Casco Viejo, me daba terror y corrí despavorida hacia arriba. Tenía 17 años e iba a coger el bus de las 17:30 en Atxuri para ir de fin de semana donde estaba mi familia porque había estado en las fiestas de Bilbao, total que nos dijo la Ertzaina que no podíamos y volviéramos a casa porque la riada se había llevado algún vagón de tren y los buses no salían de la Encarnación. Solo en el recorrido Atxuri al Arriaga había subido un metro, cuando pasé por el Arriaga me cubría por el tobillo y cuando volví para ir a casa me llegaba casi por la cintura, así que no me pensé en ningún momento quedarme al nivel de la ría sino subir hacia Indautxu que era donde vivía y estaba más alto. No se me va a olvidar en la vida.”
Testimonio de Cristina
Imágenes de la catástrofe
http://lh6.ggpht.com/_rppJn-0z1Es/RiN3AjkYieI/AAAAAAAAACo/3F29tUdQSWI/833.jpg
http://servicios.elcorreodigital.com/especiales/inundaciones/galerias/fotografias/bilbao/05.jpg
http://2.bp.blogspot.com/_U7KCWFN4wlk/SK_WWxopwTI/AAAAAAAABNs/0cvWgG1L-WU/s400/2.jpg
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